Las peripecias de dos amigos en el ámbito de la España rural del Sur ilustran el retrato de una época que marcó el inicio del país que conocemos hoy en día. La exultación de la juventud, la esperanza en el progreso, la lucha de las mujeres jóvenes por conseguir su emancipación definitiva, la fe de las madres de familia que lograba mover montañas, los inicios del desarrollo social en medio de una incipiente actividad industrial, el primer nacimiento de la sociedad de consumo, los pequeños automóviles que simbolizaban los sueños de libertad de toda una generación... El retrato queda completado con una descripción minuciosa del paisaje que enmarca a la acción, completado con los ritos sociales colectivos y las costumbres de una sociedad gregaria, amable, voluntariosa y solidaria; de escasos conocimientos generales y de aún más escasos conceptos comerciales en aquel tiempo; pero indudablemente dotada de un alma infinita, además de ser portadora de una enorme capacidad para hacer brotar la magia. Y todo ello enclavado en el sagrado valle de Carsena, en las inmediaciones de Giribaile, cuna de la metalurgia y de las lenguas y las culturas ancestrales de la Antigüedad, tanto en Iberia como en Europa Occidental.