Retazos del corazón, supone la pequeña historia que se va produciendo en mi persona en los últimos cuarenta años, siempre estuvo en mi mente una pregunta, que no siempre tenía una contestación o respuesta que pudiera dar satisfacción a mi conciencia. Hombre de fe desde muy niño, Cristo siempre me tuvo en cuenta, sobre todo a través de su madre María. Criatura muy delicada de salud desde niño, mi madre recurrió a todos los santuarios donde se celebraba alguna advocación a María, recuerdo siendo muy niño que la primera vez que me llevó después de cuatro horas de camino en mulo, a pasarme por el manto, fue a la Virgen de Inodejo (situada en las estribaciones de la sierra que lleva su mismo nombre, cerca de Soria). El tiempo iba pasando y seguía sin que mi salud tuviese una respuesta que mi querida madre quería para mi, (ambición de toda madre del mundo para cada hijo que ha caminado en el vientre donde fue formado). Con siete años recurrió a la Virgen de la Salud de Barbatona (Guadalajara), que celebra su día grande cada 15 de Mayo y 15 de Septiembre. Esta Virgen fue coronada en los años cincuenta debido al reconocimiento multitudinario de los favores a todos los que recurrieron a ella. El año 1998 realizamos nuestro campamento en Sigüenza, y el día de la marcha, el destino quiso que fuese a Barbatona, pueblecito donde se encuentra enclavada la ermita, mi encuentro con ella fue algo inenarrable, que después de cincuenta años me encontrase como un niño, nuevamente a los pies de la Virgen y junto a su manto. Ella quiso quedarse en medio del monte para desde el silencio, recoger a todo aquel que desde los sitios más recónditos acuden a su presencia, para atender y escuchar a cada uno de sus hijos. María siempre ha sido para mí la gran olvidada, pero como cada sueño uno va despertando cada mañana, y en los últimos veinte años está siendo en mi, el personaje fundamental, junto a su hijo en la historia de la salvación del ser humano. También tengo afición por la talla de madera y de todos los trabajos realizados, el noventa por ciento de ellos son María en sus diferentes momentos, sola, con San José y el niño, con su hijo en la cuna, sola en presencia del mundo, en situación de recibir el envío del ángel y el Espíritu Santo. Todo un mensaje para ésta España nuestra, que como dijo Juan Pablo II, es tierra de María.