LA LLUVIA
La lluvia golpea contra los cristales
y los deja llenos de infinitas perlas
formando extensas constelaciones.
¡Qué maravilla!
La lluvia discurre tejas abajo
desbocándose hacia los sumideros
como una niña sin lazos
que ha salido de la escuela.
Se descuelga por los troncos
de los altos eucaliptos
convertida en plata virgen
que a los busques purifica,
ensaya redobles sobre las viñas,
simula trallazos contra las paredes,
estrella su encono sobre la hojalata
y cubre al ganado que en los pastos queda
con sartas temblonas de cristal brillante.
¡Qué maravilla!
La lluvia se entremete en los pétalos dormidos
para robarles perfume
con sus dedos disolventes,
apretuja el plumaje de las aves
en los nidos que sus gemas condecoran,
disimula estalactitas pasajeras
que se lanzan con estrépito hacia el suelo
con ruidosa cantinela de cascada,
puntea sobre las losas una solfa mínima
de pequeños pasos evocadores
y luego, cuando ha ya tomado las plazas
y quedan los pueblos de charol cubiertos
se va por el aire como un fantasma,
asediando la verdura de los campos
con nostálgicos velos de crespón difuso.
¡Qué maravilla! ¡Qué maravilla!
La lluvia se abraza a la vida entera
y la reconstruye con delebles trazos
de acuarelas y memorias desvaídas,
el agua distiende las pasadas glorias
y planta las tiendas de lo ya vivido,
el orbe se aprieta contra los caminos
circunda las almas con sus letanías
y gota tras gota sentimientos restablece
que el silencio confinara por piedad.
La lluvia golpea contra los cristales
y los deja llenos de infinitas perlas
formando extensas constelaciones.
¡Qué maravilla!
La lluvia discurre tejas abajo
desbocándose hacia los sumideros
como una niña sin lazos
que ha salido de la escuela.
Se descuelga por los troncos
de los altos eucaliptos
convertida en plata virgen
que a los busques purifica,
ensaya redobles sobre las viñas,
simula trallazos contra las paredes,
estrella su encono sobre la hojalata
y cubre al ganado que en los pastos queda
con sartas temblonas de cristal brillante.
¡Qué maravilla!
La lluvia se entremete en los pétalos dormidos
para robarles perfume
con sus dedos disolventes,
apretuja el plumaje de las aves
en los nidos que sus gemas condecoran,
disimula estalactitas pasajeras
que se lanzan con estrépito hacia el suelo
con ruidosa cantinela de cascada,
puntea sobre las losas una solfa mínima
de pequeños pasos evocadores
y luego, cuando ha ya tomado las plazas
y quedan los pueblos de charol cubiertos
se va por el aire como un fantasma,
asediando la verdura de los campos
con nostálgicos velos de crespón difuso.
¡Qué maravilla! ¡Qué maravilla!
La lluvia se abraza a la vida entera
y la reconstruye con delebles trazos
de acuarelas y memorias desvaídas,
el agua distiende las pasadas glorias
y planta las tiendas de lo ya vivido,
el orbe se aprieta contra los caminos
circunda las almas con sus letanías
y gota tras gota sentimientos restablece
que el silencio confinara por piedad.
Cuaderno de campo
Poemas y prosas
-
Autor:
Manuel Pérez Villanueva
- Código del producto: 5752
- Colección: Poesía
- Categoría: Biografías, literatura y estudios literarios, Poesía
- Temática: Poesía de poetas individuales
-
ISBN:
- 9788498216424 - Papel Cómpralo aquí
- 9788498216431 - PDF Cómpralo aquí
- Tamaño: 150 x 230 mm
- Páginas: 172
- Idioma: Español / Castellano
- Interior: B&N (Estándar)