Presentación del libro: https://enpositivopsicologia.blogspot.com
Echa un vistazo al booktrailer!! https://m.youtube.com/watch?feature=youtu.be&v=R8gyUe_JTvs
La Psicología Positiva ha comprobado científicamente que son efectivas decenas de intervenciones para aumentar el bienestar psicológico. Practicar la gratitud, expresando agradecimiento por las experiencias positivas, es una estrategia avalada por muchas investigaciones científicas que demuestran que aumenta el bienestar, tanto de la persona que agradece, como del receptor de la gratitud. La felicidad se amplifica porque dar las gracias permite que nos demos cuenta de las cosas buenas que suceden en la vida.
Este libro está basado en la propia experiencia del autor y se centra en una estrategia llamada visita de gratitud.
Abrimos el grifo todos los días y sale agua caliente. Un día no sale y maldecimos lo indecible. Nuestro cerebro se acostumbra pronto a lo bueno. Este proceso se llama adaptación hedonista y hace que nos habituemos rápidamente a los sucesos positivos. Algunos estudios han confirmado que la alegría de las personas a las que les ha tocado la lotería es pasajera. Seis meses después vuelven a ser igual de felices (o infelices) que eran antes de ser ricos.
Seguramente hay mil cosas en nuestro día a día por las que podemos estar agradecidos, pero pasan inadvertidas porque siempre las hemos tenido a nuestro alcance. Pulsar un interruptor y tener luz. Sentir sed y abrir un grifo que nos da agua lista para beber. Dormir en una cama confortable. No pasar frío. Abrir la nevera y tener comida. Acceder al conocimiento, al arte o al entretenimiento navegando en internet o encendiendo el televisor.
Hay infinitos motivos para sentir gratitud: vivir, crecer, estar sano, poder respirar, caminar, correr, nadar, bailar, saltar, jugar...
Nuestro cuerpo es una maquinaria sofisticada que nos brinda múltiples posibilidades para explorar nuestro entorno, desde la puerta de casa hasta el último confín del mundo. Los seres humanos podemos desplazarnos, viajar, escalar montañas y descender simas, navegar mares, pilotar aviones y, algunos pocos afortunados, hasta tripular naves espaciales. Podemos manipular objetos, utilizar herramientas o crear cosas que nos permiten vivir mejor. También el cuerpo nos da información de lo que somos, nos brinda un cerebro con el que podemos tener una conciencia de nosotros mismos, pensar, recordar nuestra infancia, planificar el futuro y hasta volar con la imaginación.
Podemos estar agradecidos por lo que nos aportan nuestros sentidos: comunicarnos, hablar, disfrutar contando historias, tener amigos y poder conversar con ellos, saber leer, entender lo que escribieron otros -incluso tener acceso a lo que pensaban sabios de hace miles de años-, escribir, poder expresar nuestras ideas, guardar nuestros recuerdos, declarar nuestro amor.
Escuchar. Es un prodigio la gama de sonidos que podemos oír: sonidos agradables como los de una orquesta, pudiendo distinguir el sonido del piano o del violín, los matices del ritmo y la armonía; sonidos fuertes que pueden salvar vidas, como el sonido estridente de una ambulancia; discernir las opiniones de otros de nuestra propia opinión; comprender el significado de «te amo» y sentirte amado.
Ver. Estar capacitados para distinguir millones de colores diferentes y reconocer un universo inmenso de formas a través de la vista. Ver nacer y crecer a tus hijas. Poder enseñar el nombre de los colores a tus nietos. Mirar detrás de los cristales en una tarde lluviosa.
Oler. La fragancia de un perfume. El vapor de un guiso. El olor de un bebé mientras duerme. El aroma de un limón recién cogido del árbol.
Saborear. Dulce, salado, ácido, amargo, agridulce. Desayunar ojeando el periódico. Comer cuando hay hambre. Celebrar algo con la familia en torno a la mesa. Tomar el aperitivo con los amigos. Merendar sobre la hierba en un parque. Paladear en buena compañía una cena íntima a la luz de las velas. Brindar a tu salud.
Sentir, a los otros y a ti mismo. Sentir placeres, emociones y sentimientos que hacen que la vida merezca la pena: sumergirse en el agua y notar la ingravidez, poder abrazar y besar a quien quieres, tener la capacidad de amar y el privilegio de ser amado, hacer el amor, dormir, soñar, despertar y hacer realidad los sueños.
En fin, suma y sigue, existen muchos motivos para estar agradecidos. La vida es parecida a un viaje. Como para el aventurero experimentado, lo importante no es tanto el destino al que llegar, sino el camino que recorrer. Como decía Marcel Proust, «el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos». Nuevos ojos para apreciar lo que tenemos justo delante de la nariz.
Echa un vistazo al booktrailer!! https://m.youtube.com/watch?feature=youtu.be&v=R8gyUe_JTvs
La Psicología Positiva ha comprobado científicamente que son efectivas decenas de intervenciones para aumentar el bienestar psicológico. Practicar la gratitud, expresando agradecimiento por las experiencias positivas, es una estrategia avalada por muchas investigaciones científicas que demuestran que aumenta el bienestar, tanto de la persona que agradece, como del receptor de la gratitud. La felicidad se amplifica porque dar las gracias permite que nos demos cuenta de las cosas buenas que suceden en la vida.
Este libro está basado en la propia experiencia del autor y se centra en una estrategia llamada visita de gratitud.
Abrimos el grifo todos los días y sale agua caliente. Un día no sale y maldecimos lo indecible. Nuestro cerebro se acostumbra pronto a lo bueno. Este proceso se llama adaptación hedonista y hace que nos habituemos rápidamente a los sucesos positivos. Algunos estudios han confirmado que la alegría de las personas a las que les ha tocado la lotería es pasajera. Seis meses después vuelven a ser igual de felices (o infelices) que eran antes de ser ricos.
Seguramente hay mil cosas en nuestro día a día por las que podemos estar agradecidos, pero pasan inadvertidas porque siempre las hemos tenido a nuestro alcance. Pulsar un interruptor y tener luz. Sentir sed y abrir un grifo que nos da agua lista para beber. Dormir en una cama confortable. No pasar frío. Abrir la nevera y tener comida. Acceder al conocimiento, al arte o al entretenimiento navegando en internet o encendiendo el televisor.
Hay infinitos motivos para sentir gratitud: vivir, crecer, estar sano, poder respirar, caminar, correr, nadar, bailar, saltar, jugar...
Nuestro cuerpo es una maquinaria sofisticada que nos brinda múltiples posibilidades para explorar nuestro entorno, desde la puerta de casa hasta el último confín del mundo. Los seres humanos podemos desplazarnos, viajar, escalar montañas y descender simas, navegar mares, pilotar aviones y, algunos pocos afortunados, hasta tripular naves espaciales. Podemos manipular objetos, utilizar herramientas o crear cosas que nos permiten vivir mejor. También el cuerpo nos da información de lo que somos, nos brinda un cerebro con el que podemos tener una conciencia de nosotros mismos, pensar, recordar nuestra infancia, planificar el futuro y hasta volar con la imaginación.
Podemos estar agradecidos por lo que nos aportan nuestros sentidos: comunicarnos, hablar, disfrutar contando historias, tener amigos y poder conversar con ellos, saber leer, entender lo que escribieron otros -incluso tener acceso a lo que pensaban sabios de hace miles de años-, escribir, poder expresar nuestras ideas, guardar nuestros recuerdos, declarar nuestro amor.
Escuchar. Es un prodigio la gama de sonidos que podemos oír: sonidos agradables como los de una orquesta, pudiendo distinguir el sonido del piano o del violín, los matices del ritmo y la armonía; sonidos fuertes que pueden salvar vidas, como el sonido estridente de una ambulancia; discernir las opiniones de otros de nuestra propia opinión; comprender el significado de «te amo» y sentirte amado.
Ver. Estar capacitados para distinguir millones de colores diferentes y reconocer un universo inmenso de formas a través de la vista. Ver nacer y crecer a tus hijas. Poder enseñar el nombre de los colores a tus nietos. Mirar detrás de los cristales en una tarde lluviosa.
Oler. La fragancia de un perfume. El vapor de un guiso. El olor de un bebé mientras duerme. El aroma de un limón recién cogido del árbol.
Saborear. Dulce, salado, ácido, amargo, agridulce. Desayunar ojeando el periódico. Comer cuando hay hambre. Celebrar algo con la familia en torno a la mesa. Tomar el aperitivo con los amigos. Merendar sobre la hierba en un parque. Paladear en buena compañía una cena íntima a la luz de las velas. Brindar a tu salud.
Sentir, a los otros y a ti mismo. Sentir placeres, emociones y sentimientos que hacen que la vida merezca la pena: sumergirse en el agua y notar la ingravidez, poder abrazar y besar a quien quieres, tener la capacidad de amar y el privilegio de ser amado, hacer el amor, dormir, soñar, despertar y hacer realidad los sueños.
En fin, suma y sigue, existen muchos motivos para estar agradecidos. La vida es parecida a un viaje. Como para el aventurero experimentado, lo importante no es tanto el destino al que llegar, sino el camino que recorrer. Como decía Marcel Proust, «el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos». Nuevos ojos para apreciar lo que tenemos justo delante de la nariz.
Cartas para Agradecer
Un método para ser feliz
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Autor:
José Enrique León Santos
- Código del producto: 7695
- Categoría: Salud, relaciones y desarrollo personal, Sociedad y ciencias sociales, Autoayuda, desarrollo personal y consejos prácticos, Psicología
- Temática: Psicología: emociones, Afirmación personal, motivación, autoestima y actitud mental positiva
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ISBN:
- 9788417405373 - Papel Cómpralo aquí
- 9788417405397 - ePub Cómpralo aquí
- Tamaño: 140 x 210 mm
- Páginas: 1
- Idioma: Español / Castellano
- Interior: B&N (Estándar)
Tags: Felicidad; bienestar; gratitud; agradecimiento; psicología positiva;