Un taller de literatura es semejante a un atelier: es el lugar de las añadiduras, de las versiones, de los cambios, de las pruebas; el lugar de las correcciones. Esta es la palabra más importante para todo el que participa en una experiencia como esta y, con los años, va dándose cuenta de ello, pues al principio pareciera que las grandes ideas que nos asaltan por la noche, mientras viajamos, en los lugares más inapropiados, son más importantes que nada; aunque nos pareciera, cuando comenzamos en el mundo de la escritura, que son las frases, las palabras que se nos ocurren para construir una imagen lo que definen los textos que escribimos; aunque confiemos en nuestra infinita capacidad para imaginar situaciones; no es sino con la humilde corrección como podemos asegurarnos el éxito a la hora de escribir ficción.