Más bien debiera llamarse disculpa; porque la necesitan, una vez lanzados al mundo, libros como el presente, sobre todo en estos tiempos de malsano prurito de publicidad impresa. Sobran libros, no cabe duda, en la literatura moderna; y si en otros países tal exceso en parte se cohonesta con la abundancia de lo bueno, en España, donde eso tanto escasea, resalta más el daño que nace de que se publique mucho malo
No por malo, así en absoluto, aunque lo sea, sino por malo en cuanto baladí, insignificante, temo yo que se pueda tomar el [VIII] original que para este libro doy a la imprenta. Quiero exponer algunas circunstancias atenuantes que, en mi sentir, pueden, en justicia mitigar los rigores con que cabría que fuese juzgada la impertinente pequeñez de este libro
Lo llamo Palique para escudarme desde luego con la modestia; porque palique vale tanto como conversación de poca importancia, según la Academia, y con ese nombre he bautizado yo gran parte de mis trabajos periodísticos, algunos de los cuales entran en este volumen, y le prestan su rótulo, porque son los más de los coleccionados
No faltarán linces de los que a todo riesgo quieren que yo me ponga muy serio, que noten en este libro un salto atrás en la serie de mis obras; porque habiendo publicado en tomos anteriores, alguno de los cuales hasta osó llamarse Ensayos y revistas, estudios largos, de ciertas pretensiones criticas, ahora vuelvo, en la mayor parte de los escritos aquí reunidos, a las andadas [IX] como quien dice, a la forma familiar, a la brevedad y ligereza del gacetillero; y, lo que es peor para muchos, a la llamada, bien o mal, crítica satírica con que no quieren transigir muchos escritores malos y algunos buenos. Los que quieran ver en esto decadencia, o retroceso, háganme el favor de no precipitarse; la publicación de este volumen, no quiere decir que no vuelva a escribir crítica sin sátira y todo lo psicológico-sugestiva y hasta autobiográfica que pueda; yo no reniego de esas maneras ni de esta otra que aquí predomina
Todo se andará
Para mí, hay un exclusivismo erróneo, como la mayor parte de ellos, en el afán de señalar a la marcha de la crítica etapas en que sucesivamente vaya siendo legítima la de tal clase hoy, mañana tal otra. Cabe, sin que sea eclecticismo, el sincronismo de los varios géneros de crítica que son racionales y obedecen a facultades y fines respectivos. Hoy un crítico como Johnson, con las modificaciones necesarias, por razón del tiempo, tendría no pocas tareas oportunas [X] que emprender, particularmente en países de tanta anarquía literaria y de tan poca educación clásica (hoy por hoy) como el nuestro. A mi juicio se equivocan los que desdeñan demasiado por viejas las lecciones de la antigua retórica; y por experiencia aseguro que, sabiendo distinguir, y prescindiendo en los preceptistas clásicos de su aire dogmático, de su exclusivismo (pecado de antaño y de hogaño) y de su limitación, en ellos se puede aprender todavía no pocas cosas de observación, de gusto, de naturalidad y buen seso... que ignoran los muchos que en estos días desprecian todo lo que no está de moda, sin conocerlo. Imparcialmente se puede decir que en muchos pasajes de Quintiliano, v. gr.: en la epístola a los Pisones de Horacio; en las obras similares de Pope y de Boileau, hay algo y aun algos de gran oportunidad para ser hoy tomado en cuenta; de mucha enjundia y más pertinente a la verdadera literatura estética que v. gr.: las flamantes declamaciones político-literarias de Brandes [XI] el danés y las clínicas de literatura teratológica del Lombroso alemán o sea Max Nordau, tan alabado por algunos. Cuando se empeñan ciertos críticos en que mire en Sainte-Beuve un maestro anticuado, yo recuerdo que, leyendo sus Causeries du lundi aprendí muchas cosas útiles, tuve ocasión de reflexionar mucho y me vi las más veces en plena crítica literaria, sobre todo cuando el autor no se inclinaba a tratar la literatura como sociólogo o político o fisiólogo..
No por malo, así en absoluto, aunque lo sea, sino por malo en cuanto baladí, insignificante, temo yo que se pueda tomar el [VIII] original que para este libro doy a la imprenta. Quiero exponer algunas circunstancias atenuantes que, en mi sentir, pueden, en justicia mitigar los rigores con que cabría que fuese juzgada la impertinente pequeñez de este libro
Lo llamo Palique para escudarme desde luego con la modestia; porque palique vale tanto como conversación de poca importancia, según la Academia, y con ese nombre he bautizado yo gran parte de mis trabajos periodísticos, algunos de los cuales entran en este volumen, y le prestan su rótulo, porque son los más de los coleccionados
No faltarán linces de los que a todo riesgo quieren que yo me ponga muy serio, que noten en este libro un salto atrás en la serie de mis obras; porque habiendo publicado en tomos anteriores, alguno de los cuales hasta osó llamarse Ensayos y revistas, estudios largos, de ciertas pretensiones criticas, ahora vuelvo, en la mayor parte de los escritos aquí reunidos, a las andadas [IX] como quien dice, a la forma familiar, a la brevedad y ligereza del gacetillero; y, lo que es peor para muchos, a la llamada, bien o mal, crítica satírica con que no quieren transigir muchos escritores malos y algunos buenos. Los que quieran ver en esto decadencia, o retroceso, háganme el favor de no precipitarse; la publicación de este volumen, no quiere decir que no vuelva a escribir crítica sin sátira y todo lo psicológico-sugestiva y hasta autobiográfica que pueda; yo no reniego de esas maneras ni de esta otra que aquí predomina
Todo se andará
Para mí, hay un exclusivismo erróneo, como la mayor parte de ellos, en el afán de señalar a la marcha de la crítica etapas en que sucesivamente vaya siendo legítima la de tal clase hoy, mañana tal otra. Cabe, sin que sea eclecticismo, el sincronismo de los varios géneros de crítica que son racionales y obedecen a facultades y fines respectivos. Hoy un crítico como Johnson, con las modificaciones necesarias, por razón del tiempo, tendría no pocas tareas oportunas [X] que emprender, particularmente en países de tanta anarquía literaria y de tan poca educación clásica (hoy por hoy) como el nuestro. A mi juicio se equivocan los que desdeñan demasiado por viejas las lecciones de la antigua retórica; y por experiencia aseguro que, sabiendo distinguir, y prescindiendo en los preceptistas clásicos de su aire dogmático, de su exclusivismo (pecado de antaño y de hogaño) y de su limitación, en ellos se puede aprender todavía no pocas cosas de observación, de gusto, de naturalidad y buen seso... que ignoran los muchos que en estos días desprecian todo lo que no está de moda, sin conocerlo. Imparcialmente se puede decir que en muchos pasajes de Quintiliano, v. gr.: en la epístola a los Pisones de Horacio; en las obras similares de Pope y de Boileau, hay algo y aun algos de gran oportunidad para ser hoy tomado en cuenta; de mucha enjundia y más pertinente a la verdadera literatura estética que v. gr.: las flamantes declamaciones político-literarias de Brandes [XI] el danés y las clínicas de literatura teratológica del Lombroso alemán o sea Max Nordau, tan alabado por algunos. Cuando se empeñan ciertos críticos en que mire en Sainte-Beuve un maestro anticuado, yo recuerdo que, leyendo sus Causeries du lundi aprendí muchas cosas útiles, tuve ocasión de reflexionar mucho y me vi las más veces en plena crítica literaria, sobre todo cuando el autor no se inclinaba a tratar la literatura como sociólogo o político o fisiólogo..
Palique
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Autor:
Leopoldo Alas Clarín
- Código del producto: 367
- Categoría: Biografías, literatura y estudios literarios, Textos antiguos, clásicos y medievales
- Temática: Textos antiguos, clásicos y medievales
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ISBN:
- 9788497701853 - PDF Cómpralo aquí
- Idioma: Español / Castellano