ACTO PRIMERO
(Salón elegante en casa de Gonzalo. En el fondo una puerta por la cual se ven las antesalas. A la izquierda un balcón en primer término, una puerta en segundo. A la derecha una puerta, en segundo término: una chimenea encendida en primero. En primer término, a la izquierda, una mesa, y alrededor sillas y butacas: a la derecha un sofá. Es de noche: el salón espléndidamente iluminado.)
ESCENA I
PAULINA y CARLOTA.
(CARLOTA aparece sentada junto a la chimenea. PAULINA inquieta y dando vueltas por el salón. Dan las diez.)
PAULINA.- ¡Las diez! ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Y Ángela salió antes de las seis! ¡Cuatro horas, Dios mío!
CARLOTA.- ¿Y qué? Las visitas a los enfermos son cortas, cuando son visitas de médico, como dice la sentencia vulgar, y como es costumbre de mi respetable esposo y respetabilísimo doctor don Matías Matallana; pero cuando son ángeles de caridad los que acuden al lecho del ser que sufre, duran tanto como dura el dolor. ¡Dolor inmenso!.. ¡Pues inagotable caridad! (Exagerando.)
PAULINA.- ¡Poética estás!
CARLOTA.- ¡Como sé que tú lo eres, procuro complacerte: que por lo demás buen trabajo me cuesta! (Riendo.)..., no el complacerte ¡sino el remontarme a tus alturas!
PAULINA.- (Parándose de pronto.) ¿Y quién es esa amiga, a quien ha ido a visitar Ángela? ¿Lo sabes tú?
CARLOTA.- Lo ignoro, querida mía.
PAULINA.- ¿Y cuándo vuelve su marido... de ese viaje, que tan de pronto se le ocurrió?
CARLOTA.- ¿Cuándo vuelve Gonzalo?
PAULINA.- Sí.
CARLOTA.- También lo ignoro.
PAULINA.- Hija, tú lo ignoras todo. (Con impaciencia.) El marido salió ayer de Madrid: no se sabe a dónde, ni se sabe por qué. La mujer ha salido esta noche y tampoco se sabe a dónde ha ido. ¡Un matrimonio que se deshace!
CARLOTA.- ¡Qué cabeza!
PAULINA.- ¡Te digo, que estoy preocupada, inquieta, nerviosa!...
CARLOTA.- Pero si no hay motivo.
PAULINA.- Es que cuando yo quiero a las personas, las quiero de veras.
CARLOTA.- Y yo también, pero sin esos extremos.
PAULINA.- Pues bueno: yo soy así: y estoy... que no puedo estar en calma.
CARLOTA.- Es el tiempo, ¡cielo negro, noche tempestuosa, viento helado, efluvios eléctricos!... ¡Y tú, hija mía, que eres una sensitiva! Toda viuda joven y guapa es una batería voltaica: dice mi señor esposo, y tiene razón.
PAULINA.- Eso será. (Sentándose.)
CARLOTA.- Eso es: no lo dudes. Porque es lo cierto que no hay causa ni razón para que estés intranquila. ¡Sino que tú tienes afición a lo fantástico: la imaginación te arrastra consigo: en todo ves peligros, tragedias, catástrofes! En fin ves... lo que no vemos los demás. Por ese camino se va a la demencia ¡y tendrás que verte con el doctor Matallana!, famoso alienista, socio honorario de la Academia de Medicina de París y esposo efectivo de una mujer juiciosa como yo; conque ya sabes las señas, por si el caso llegase: (Riendo.) hotel inmediato a éste: consulta, de una a cuatro.
(Salón elegante en casa de Gonzalo. En el fondo una puerta por la cual se ven las antesalas. A la izquierda un balcón en primer término, una puerta en segundo. A la derecha una puerta, en segundo término: una chimenea encendida en primero. En primer término, a la izquierda, una mesa, y alrededor sillas y butacas: a la derecha un sofá. Es de noche: el salón espléndidamente iluminado.)
ESCENA I
PAULINA y CARLOTA.
(CARLOTA aparece sentada junto a la chimenea. PAULINA inquieta y dando vueltas por el salón. Dan las diez.)
PAULINA.- ¡Las diez! ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Y Ángela salió antes de las seis! ¡Cuatro horas, Dios mío!
CARLOTA.- ¿Y qué? Las visitas a los enfermos son cortas, cuando son visitas de médico, como dice la sentencia vulgar, y como es costumbre de mi respetable esposo y respetabilísimo doctor don Matías Matallana; pero cuando son ángeles de caridad los que acuden al lecho del ser que sufre, duran tanto como dura el dolor. ¡Dolor inmenso!.. ¡Pues inagotable caridad! (Exagerando.)
PAULINA.- ¡Poética estás!
CARLOTA.- ¡Como sé que tú lo eres, procuro complacerte: que por lo demás buen trabajo me cuesta! (Riendo.)..., no el complacerte ¡sino el remontarme a tus alturas!
PAULINA.- (Parándose de pronto.) ¿Y quién es esa amiga, a quien ha ido a visitar Ángela? ¿Lo sabes tú?
CARLOTA.- Lo ignoro, querida mía.
PAULINA.- ¿Y cuándo vuelve su marido... de ese viaje, que tan de pronto se le ocurrió?
CARLOTA.- ¿Cuándo vuelve Gonzalo?
PAULINA.- Sí.
CARLOTA.- También lo ignoro.
PAULINA.- Hija, tú lo ignoras todo. (Con impaciencia.) El marido salió ayer de Madrid: no se sabe a dónde, ni se sabe por qué. La mujer ha salido esta noche y tampoco se sabe a dónde ha ido. ¡Un matrimonio que se deshace!
CARLOTA.- ¡Qué cabeza!
PAULINA.- ¡Te digo, que estoy preocupada, inquieta, nerviosa!...
CARLOTA.- Pero si no hay motivo.
PAULINA.- Es que cuando yo quiero a las personas, las quiero de veras.
CARLOTA.- Y yo también, pero sin esos extremos.
PAULINA.- Pues bueno: yo soy así: y estoy... que no puedo estar en calma.
CARLOTA.- Es el tiempo, ¡cielo negro, noche tempestuosa, viento helado, efluvios eléctricos!... ¡Y tú, hija mía, que eres una sensitiva! Toda viuda joven y guapa es una batería voltaica: dice mi señor esposo, y tiene razón.
PAULINA.- Eso será. (Sentándose.)
CARLOTA.- Eso es: no lo dudes. Porque es lo cierto que no hay causa ni razón para que estés intranquila. ¡Sino que tú tienes afición a lo fantástico: la imaginación te arrastra consigo: en todo ves peligros, tragedias, catástrofes! En fin ves... lo que no vemos los demás. Por ese camino se va a la demencia ¡y tendrás que verte con el doctor Matallana!, famoso alienista, socio honorario de la Academia de Medicina de París y esposo efectivo de una mujer juiciosa como yo; conque ya sabes las señas, por si el caso llegase: (Riendo.) hotel inmediato a éste: consulta, de una a cuatro.
La realidad y el delirio
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Autor:
José Echegaray
- Código del producto: 547
- Categoría: Biografías, literatura y estudios literarios, Obras de teatro, textos teatrales
- Temática: Obras de teatro, textos teatrales
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ISBN:
- 9788497705363 - PDF Cómpralo aquí
- Idioma: Español / Castellano