El camino de los ríos parece no pasar ni detenerse todavía en las áreas específicamente propias del turismo, que en definitiva configuran ya el desarrollo de España.
España es y será "todo turismo", por lo que cuanto puedan aportarle sus ríos será beneficioso y aún esencial.
En esta oportunidad fijamos la atención en el río Ebro, en un intento concluyente, resolutorio y precoz por contribuir a desvelar algunas de sus principales fuentes del mejor y más productivo turismo de calidad y cultura que caracterizará de modo eminente de aquí en adelante la relación comercial establecida entre la oferta y la demanda.
Y es que, entre tantas otras razones muy válidas, el Ebro es río padre por naturaleza. Nada más y nada menos que le confiere título, nombre y renombre a la Península Ibérica. Es el río más caudaloso de esta Península y el más largo de España, si al Tajo y al Duero, como es de rigor administrativo y político, les restamos los kilómetros que estos recorren por el territorio correspondiente a Portugal. Exactamente Ebro arriba, la España ibérica fue descubierta al comercio y a civilizaciones mediterráneas, como la fenicia, la cartaginesa y la romana.
El Ebro es tradición y tradiciones, historia y cultura. Es hispano por todas sus fuentes y afluentes. Es folklore, poesía y romería. Es magia y misterio. Es literatura, con mención frontal para las escenas que a sus orillas hizo situar Miguel de Cervantes protagonizadas por Don Quijote y Sancho, sin echar en olvido que el Najerilla, uno de los afluentes riojanos, recogió los primerizos vagidos del idioma castellano articulados en el Monasterio de San Millán de la Cogolla y los versos novicios que Gonzalo de Berceo le dedicara al "bon vino".
España es y será "todo turismo", por lo que cuanto puedan aportarle sus ríos será beneficioso y aún esencial.
En esta oportunidad fijamos la atención en el río Ebro, en un intento concluyente, resolutorio y precoz por contribuir a desvelar algunas de sus principales fuentes del mejor y más productivo turismo de calidad y cultura que caracterizará de modo eminente de aquí en adelante la relación comercial establecida entre la oferta y la demanda.
Y es que, entre tantas otras razones muy válidas, el Ebro es río padre por naturaleza. Nada más y nada menos que le confiere título, nombre y renombre a la Península Ibérica. Es el río más caudaloso de esta Península y el más largo de España, si al Tajo y al Duero, como es de rigor administrativo y político, les restamos los kilómetros que estos recorren por el territorio correspondiente a Portugal. Exactamente Ebro arriba, la España ibérica fue descubierta al comercio y a civilizaciones mediterráneas, como la fenicia, la cartaginesa y la romana.
El Ebro es tradición y tradiciones, historia y cultura. Es hispano por todas sus fuentes y afluentes. Es folklore, poesía y romería. Es magia y misterio. Es literatura, con mención frontal para las escenas que a sus orillas hizo situar Miguel de Cervantes protagonizadas por Don Quijote y Sancho, sin echar en olvido que el Najerilla, uno de los afluentes riojanos, recogió los primerizos vagidos del idioma castellano articulados en el Monasterio de San Millán de la Cogolla y los versos novicios que Gonzalo de Berceo le dedicara al "bon vino".
El Ebro, río de turismo
-
Autor:
José María Iñigo
Antonio Aradillas - Código del producto: 2858
- Colección: Guías de viajes
- Categoría: Calificadores de LUGAR, Economía, finanzas, empresa y gestión, Estilos de vida, aficiones y ocio, Europa, Industria y estudios industriales, Viajes y vacaciones
- Temática: Industrias de la hostelería, el deporte, el ocio y el turismo, Viajes y vacaciones, España
-
ISBN:
- 9788498866605 - Papel Cómpralo aquí
- 9788498860023 - PDF Cómpralo aquí
- Tamaño: 150 x 210 mm
- Páginas: 280
- Idioma: Español / Castellano
- Interior: B&N (Estándar) + Color (Estándar)