Cuando vivimos una época en la que el niño, a través de distintos medios divulgativos y otros factores vivenciales, recibe un constante bombardeo perjudicial para su desarrollo sensorio-psíquico-afectivo, los que nos decidimos a escribir para niños deberíamos tener muy presentes las siguientes consideraciones:

- El niño debe seguir siendo niño en todo momento, y como tal hay que tratarle y considerarle.
- Frente a influencias y modismos que contribuyen negativamente a su desarrollo personal, como son la exaltación de la competitividad, la violencia, el materialismo, la acumulación de cosas, objetos, etc., tenemos la obligación de inculcarle otros valores, que en todos los estadios evolutivos van a serle altamente positivos y beneficiosos, como son la solidaridad, el compañerismo, la bondad de los sentimientos, el amor, el respeto a los demás.

"Cuentos sabios de mi abuelo Jeremías", a través de sus pequeños relatos, apuesta por resaltar decididamente estos valores. Podemos encontrar en sus páginas gotas de amor, humor, fantasía, amistad... Está escrito por y para los niños.

Padres: lo mejor para vuestros hijos no siempre es un producto de márketing, ni siquiera un éxito universal que es necesario comprar porque está de moda y en el que con frecuencia escasean valores de toda índole (también didácticos y literarios).

Niños, padres: tanto si leéis como si no leéis estos relatos, deseo lo mejor para vuestros corazones y vuestras mentes. Sin duda aparecerán fantasías en vuestros sueños. Me gustaría que despertarais cada mañana con un cuento de bondad y belleza real en vuestras vidas.