Estudio preliminar
Ofrecemos en esta compilación nueve piezas dramáticas debidas a la pluma de Pablo de Olavide. La mayor parte son traducciones del francés y sólo una es original del autor peruano El celoso burlado. Después de varios años de búsqueda en bibliotecas y archivos de España y otras naciones de Europa y América del Norte (Canadá y los Estados Unidos), hemos logrado confirmar y ampliar datos dispersos e imprecisos acerca de la existencia de las obras dramáticas de Olavide y sobre todo, hemos hallado e identificado textos éditos o inéditos de sus obras, que pasaban en su mayor parte como anónimas o de autor desconocido. La omisión en los impresos del nombre de Olavide fue sin duda deliberada y sistemática. Esto ha despistado a muchos críticos que han dado por anónimas obras traducidas por Olavide y quienes, además, al ignorar la paternidad de la versión de las mismas, han omitido el comentario o al sospechar el nombre de autor o traductor han soslayado prudentemente el juicio, con desmedro de la apreciación justiciera de la producción debida a la pluma del escritor peruano. Esta omisión entraña de todos modos una injusticia que pretendemos reparar con la publicación de las obras dramáticas que, después de muchas búsquedas y pesquisas, hemos logrado identificar al fin, en número considerable.
Probablemente se omitía el nombre del autor del texto en obras cuya circulación estaba prohibida por la Inquisición e incluidas en el Índice, por provenir de autores interdictos, como Voltaire, Lemierre, Du Belloy, Mercier, Sedaine y Regnard, y para evitar sobre todo consecuencias desagradables a los impresores. Obsérvese que tratándose de Racine -autor sin grave o mayor tacha para el Santo Oficio- sí aparece su nombre en los textos impresos, de donde se deduce que la omisión en los otros se debía a la circunstancia anotada.
En cuanto al nombre del traductor, es general su omisión en los textos impresos, por la misma razón del temor en los impresores y no así por lo general en los manuscritos. En la época de esas ediciones, en su mayor parte posteriores a 1770, Olavide empezaba a ser sucesivamente perturbado, interrogado, apresado, procesado y finalmente condenado en 1776 por el Tribunal del Santo Oficio.
Aunque los impresos, que contenían las traducciones de textos franceses, tuvieron buena acogida popular y se representaron con frecuencia (lo que parece explicar la existencia de estas ediciones un tanto clandestinas y en su mayoría reiteradas en considerables tirajes) la prudencia aconsejaba a impresores o actores dejar de mencionar el notorio y conflictivo nombre de Olavide, perseguido y sentenciado por la Inquisición y más adelante prófugo de las cárceles de la misma. Habría sido comprometedor hacerlo en cierto momento o fue rutina u olvido posterior el no reponer el nombre, cuando las circunstancias adversas desaparecieron.
No obstante, los estudiosos, eruditos y bibliófilos, cuidadosos de la verdad histórica y de la autenticidad en los registros bibliográficos, se preocuparon de anotar el dato de la paternidad de las versiones y de los originales y consignaron, en ejemplares que hemos hallado, con letra manuscrita de inconfundible estilo de época o en catálogos o relaciones de fondos bibliográficos, los nombres de autor y traductor.
En la investigación de los textos de las piezas teatrales debidas a Olavide, hemos descartado toda atribución dudosa, gracias a la confrontación de muchos ejemplares con anotaciones de contemporáneos, los cuales restablecen la verdad silenciada, y ello ha sido posible también contando con la ayuda de los catálogos de eruditos y bibliógrafos de la talla de La Barrera, Guastavino, Paz y Melia, etc., y sobre todo, gracias a la comparación estilística de modos de decir y traducir, y de los giros portadores del aire afrancesado y del donaire madrileño.
Las anotaciones halladas en los textos de que ahora trataremos provienen de:
ejemplares de la Colección Teatral de don Arturo Sedó, en Barcelona (tomos de «Comedias del siglo XVIII») ; ejemplares de la «Colección Pascual de Gayangos» (tomos de «Comedias de varios autores», Biblioteca Nacional de Madrid;) del Catálogo de las piezas de teatro que se conservan en el Departamento de MSS de la Biblioteca Nacional, por A. Paz y Melia, tomos I y II, Madrid, 1934 y 1935; del Catálogo de los Impresos de Ibarra, por Guastavino; del Catálogo bibliográfico y biográfico del Teatro Antiguo Español desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII, por don Cayetano Alberto de la Barrera, Madrid, 1860; de los fondos de MSS de la censura en la Biblioteca Municipal de Madrid; y del Catálogo bibliográfico y crítico de las comedias anunciadas en los periódicos de Madrid desde 1661 hasta 1891 por Ada M. Cole, Baltimore, London, París, 1935.
Esas anotaciones de autoridades bibliográficas nos han servido para documentar o corroborar que los textos de que ahora disponemos después de pacientes búsquedas corresponden, sin ninguna duda, al talento interpretativo, a la afición teatral y al propósito programático de Olavide.
«El celoso burlado» obra original de Olavide
La única obra teatral original de Olavide que se ha hallado, se publicó en Madrid, en la Imprenta de Joaquín Ibarra en 1764, época bastante temprana en la producción dramática de Olavide y que inaugura al parecer la serie de otras publicaciones de la índole que se deben a su pluma. Se titula El celoso burlado1 y tiene la forma de zarzuela, en un solo acto. No se ha conservado indicación alguna respecto de las partituras musicales. Todos los personajes principales frecuentemente «cantan» en la escena, dada la índole de la obra. Las letras de las canciones son ingeniosas y fáciles. La trama es muy sencilla e ingenua, referida a «los celos» del viejo tutor y pretendiente de la joven dama, figura central. El enredo se resuelve mediante el casamiento de Mariquita con Gaspar, joven y apuesto galán; quedando para el maduro pretendiente don Simón la solución de casarlo con la «vieja» Nicolasa, su criada. La pieza se inicia con un animado diálogo, mostrativo de ambiente y costumbres, a cargo de dos caballeros de Madrid, don Pedro y don Carlos. Otros tres personajes -don Julio, la Tía y la Sobrina- que no figuran en el reparto, aparecen al final de la pieza. La escena en un solo acto, se desenvuelve en el paseo El Prado de Madrid, en noche de fiesta, con mucha concurrencia que espera «la hora de ver los Fuegos», que se han de ejecutar en la Plazuela del Retiro.
El lenguaje usado por los personajes en escena es muy madrileño y gracioso aunque como era ya usual en la época, matizado con algunos giros afrancesados. (ej.: «alón, alón, vamos a huir del dragón», p. 69).
Ofrecemos en esta compilación nueve piezas dramáticas debidas a la pluma de Pablo de Olavide. La mayor parte son traducciones del francés y sólo una es original del autor peruano El celoso burlado. Después de varios años de búsqueda en bibliotecas y archivos de España y otras naciones de Europa y América del Norte (Canadá y los Estados Unidos), hemos logrado confirmar y ampliar datos dispersos e imprecisos acerca de la existencia de las obras dramáticas de Olavide y sobre todo, hemos hallado e identificado textos éditos o inéditos de sus obras, que pasaban en su mayor parte como anónimas o de autor desconocido. La omisión en los impresos del nombre de Olavide fue sin duda deliberada y sistemática. Esto ha despistado a muchos críticos que han dado por anónimas obras traducidas por Olavide y quienes, además, al ignorar la paternidad de la versión de las mismas, han omitido el comentario o al sospechar el nombre de autor o traductor han soslayado prudentemente el juicio, con desmedro de la apreciación justiciera de la producción debida a la pluma del escritor peruano. Esta omisión entraña de todos modos una injusticia que pretendemos reparar con la publicación de las obras dramáticas que, después de muchas búsquedas y pesquisas, hemos logrado identificar al fin, en número considerable.
Probablemente se omitía el nombre del autor del texto en obras cuya circulación estaba prohibida por la Inquisición e incluidas en el Índice, por provenir de autores interdictos, como Voltaire, Lemierre, Du Belloy, Mercier, Sedaine y Regnard, y para evitar sobre todo consecuencias desagradables a los impresores. Obsérvese que tratándose de Racine -autor sin grave o mayor tacha para el Santo Oficio- sí aparece su nombre en los textos impresos, de donde se deduce que la omisión en los otros se debía a la circunstancia anotada.
En cuanto al nombre del traductor, es general su omisión en los textos impresos, por la misma razón del temor en los impresores y no así por lo general en los manuscritos. En la época de esas ediciones, en su mayor parte posteriores a 1770, Olavide empezaba a ser sucesivamente perturbado, interrogado, apresado, procesado y finalmente condenado en 1776 por el Tribunal del Santo Oficio.
Aunque los impresos, que contenían las traducciones de textos franceses, tuvieron buena acogida popular y se representaron con frecuencia (lo que parece explicar la existencia de estas ediciones un tanto clandestinas y en su mayoría reiteradas en considerables tirajes) la prudencia aconsejaba a impresores o actores dejar de mencionar el notorio y conflictivo nombre de Olavide, perseguido y sentenciado por la Inquisición y más adelante prófugo de las cárceles de la misma. Habría sido comprometedor hacerlo en cierto momento o fue rutina u olvido posterior el no reponer el nombre, cuando las circunstancias adversas desaparecieron.
No obstante, los estudiosos, eruditos y bibliófilos, cuidadosos de la verdad histórica y de la autenticidad en los registros bibliográficos, se preocuparon de anotar el dato de la paternidad de las versiones y de los originales y consignaron, en ejemplares que hemos hallado, con letra manuscrita de inconfundible estilo de época o en catálogos o relaciones de fondos bibliográficos, los nombres de autor y traductor.
En la investigación de los textos de las piezas teatrales debidas a Olavide, hemos descartado toda atribución dudosa, gracias a la confrontación de muchos ejemplares con anotaciones de contemporáneos, los cuales restablecen la verdad silenciada, y ello ha sido posible también contando con la ayuda de los catálogos de eruditos y bibliógrafos de la talla de La Barrera, Guastavino, Paz y Melia, etc., y sobre todo, gracias a la comparación estilística de modos de decir y traducir, y de los giros portadores del aire afrancesado y del donaire madrileño.
Las anotaciones halladas en los textos de que ahora trataremos provienen de:
ejemplares de la Colección Teatral de don Arturo Sedó, en Barcelona (tomos de «Comedias del siglo XVIII») ; ejemplares de la «Colección Pascual de Gayangos» (tomos de «Comedias de varios autores», Biblioteca Nacional de Madrid;) del Catálogo de las piezas de teatro que se conservan en el Departamento de MSS de la Biblioteca Nacional, por A. Paz y Melia, tomos I y II, Madrid, 1934 y 1935; del Catálogo de los Impresos de Ibarra, por Guastavino; del Catálogo bibliográfico y biográfico del Teatro Antiguo Español desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII, por don Cayetano Alberto de la Barrera, Madrid, 1860; de los fondos de MSS de la censura en la Biblioteca Municipal de Madrid; y del Catálogo bibliográfico y crítico de las comedias anunciadas en los periódicos de Madrid desde 1661 hasta 1891 por Ada M. Cole, Baltimore, London, París, 1935.
Esas anotaciones de autoridades bibliográficas nos han servido para documentar o corroborar que los textos de que ahora disponemos después de pacientes búsquedas corresponden, sin ninguna duda, al talento interpretativo, a la afición teatral y al propósito programático de Olavide.
«El celoso burlado» obra original de Olavide
La única obra teatral original de Olavide que se ha hallado, se publicó en Madrid, en la Imprenta de Joaquín Ibarra en 1764, época bastante temprana en la producción dramática de Olavide y que inaugura al parecer la serie de otras publicaciones de la índole que se deben a su pluma. Se titula El celoso burlado1 y tiene la forma de zarzuela, en un solo acto. No se ha conservado indicación alguna respecto de las partituras musicales. Todos los personajes principales frecuentemente «cantan» en la escena, dada la índole de la obra. Las letras de las canciones son ingeniosas y fáciles. La trama es muy sencilla e ingenua, referida a «los celos» del viejo tutor y pretendiente de la joven dama, figura central. El enredo se resuelve mediante el casamiento de Mariquita con Gaspar, joven y apuesto galán; quedando para el maduro pretendiente don Simón la solución de casarlo con la «vieja» Nicolasa, su criada. La pieza se inicia con un animado diálogo, mostrativo de ambiente y costumbres, a cargo de dos caballeros de Madrid, don Pedro y don Carlos. Otros tres personajes -don Julio, la Tía y la Sobrina- que no figuran en el reparto, aparecen al final de la pieza. La escena en un solo acto, se desenvuelve en el paseo El Prado de Madrid, en noche de fiesta, con mucha concurrencia que espera «la hora de ver los Fuegos», que se han de ejecutar en la Plazuela del Retiro.
El lenguaje usado por los personajes en escena es muy madrileño y gracioso aunque como era ya usual en la época, matizado con algunos giros afrancesados. (ej.: «alón, alón, vamos a huir del dragón», p. 69).
Obras dramáticas desconocidas
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Autor:
Pablo De Olavide
- Código del producto: 792
- Colección: Teatro
- Categoría: Biografías, literatura y estudios literarios, Obras de teatro, textos teatrales
- Temática: Obras de teatro, textos teatrales
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ISBN:
- 9788497706100 - PDF Cómpralo aquí
- Idioma: Español / Castellano